Ser un estudiant al socialisme. Entrevista a Adel Pereira

 

Sin duda ha sido una experiencia entrañable por los valores que fomenta; igualdad, solidaridad, las relaciones sociales, el amor por la historia y la cultura, la propia y también la universal. Es decir, todo aquello que entendemos por valores humanos, el respeto (no la tolerancia) por lo diferente. Es una educación que busca formar personas con un alto sentido de humanidad y de pertenencia a ella; el vernos todos y todas como compañeros y compañeras sea cual sea la cultura y el lugar de procedencia. Respecto a la segunda parte de la pregunta, en mi opinión creo que una de las mejores etapas en la vida de cualquier ser humano, que tenga la oportunidad, es la de todo los años que dura el periodo formativo, desde la primera educación hasta la universitaria. Cada momento aporta experiencias vitales que nos marcan y modelan, como individuos pero también como comunidad, una cosa no se puede desligar de la otra, y a cada quien de una forma diferente y según aquello que más interés le despierta. Recuerdo con especial cariño los campamentos de pioneros en la primaria, una especie de colonias donde acampábamos en el bosque durmiendo en hamacas y aprendíamos a orientarnos por el sol y las estrellas , entre otras cosas básicas de supervivencia; y también las “escuelas al campo en la secundaria, donde vivíamos en albergues de empresas estatales de agronomía y aprendíamos a trabajar la tierra, pero sobre todo a dar valor al esfuerzo que hace la comunidad campesina. No solo aprendemos la relación con la tierra, también a vivir en entornos naturales y en condiciones más humildes. Se trata de un modelo educativo con una visión integral de las cosas.

Diferencias encontraríamos muchas, pero diría que todas ellas responden a una cuestión fundamental: el sistema político-económico que las determina. Uno se desarrolla sobre la base de, por y para un sistema capitalista y la otra, socialista. Los valores que mencionaban antes, por ejemplo, son asumidos con una visión y una aptitud completamente diferentes, incluso diría que diametralmente opuestas. En la sociedad capitalista, esos valores humanos chocan frontalmente con la dinámica de un modelo social que se sustenta sobre el individualismo y la competencia, a la vez que lo fomenta. La contradicción que se experimenta entre lo que se dice y lo que se hace genera un cortocircuito, una especie de disonancia cognitiva que condiciona del todo las relaciones sociales, la forma de vernos a nosotros mismos respecto al resto de nosotros que es la sociedad. Lo que enseñaba la escuela no solo no es respaldado por la realidad, la vida, la cotidianidad, sino que ademas se fulmina. Rompe con la visión integral del ser social y el resultado es el recelo y el decrecimiento hacia todo lo que apunte hacia lo que es colectivo y común. Se naturaliza el egoísmo como condición humana en detrimento de aquello que debería definirnos como seres humanos. El modelo de educación cubano demuestra cada día de que esa perspectiva se equivoca, aún en condiciones materiales limitadas.

Precisamente este es uno de los puntales más significativos del sistema de educación en Cuba. Las escuelas son los centros donde se forjan también las bases de las relaciones del individuo con el entorno en el que vive, su comunidad local. El hecho de que estos centros se integren por estudiantes del mismo barrio en el que viven, hace que esa relación trascienda el espacio escolar. Se consigue así una identidad con el entorno de responsabilidad compartida como con el espacio donde compartimos el ocio. Ambos espacios son comunes y en ambos tenemos roles y actividades distintas que modelan tanto a individuo como a colectivo. Además el programa educativo imparte lecciones sobre historia local; es decir, construye una conciencia colectiva respecto a la historia y la cultura más cercana. Se conoce quienes han sido los hechos y personajes históricos y culturales del pueblo o circunscripción donde vivimos. Es una forma de mantener viva la memoria histórica del barrio o comunidad, a la vez que se teje una complicidad intergeneracional. Al fin y al cabo, en una sociedad como la cubana, la historia y la cultura (entiéndase el deporte también dentro de ella) la hacen personas que son nuestros vecinos, que viven, o vivieron, en nuestras mismas calles y barrios. Personas, no solo importantes a nivel nacional sino también internacional. Te podría decir, por ejemplo, que figuras de gran reconocimiento como fue Wilfredo Lam (pintor) y Antonio Machín (cantante) eran oriundos del mismo pueblo que yo. O que los misiles de la crisis del 1961, para mencionar algo en relación a un hecho histórico de dimensión mundial, estaban en una base militar al lado de la presa de mi pueblo. Todo eso nos es común, propio, como pueblo de una pequeña porción de tierra y de un país; crea sentido de pertenecía y hace que se establezcan vínculos estrechos con tu origen y con el resto de la comunidad y la nación.

Claro. Aquí hay una cuestión crucial que explica el por qué. Una revolución, o mejor dicho, todo proceso revolucionario, para serlo de verdad, busca transformar la sociedad “vieja” en una “nueva”. Y eso no solo se logra mejorando las condiciones de vida materiales. Porque para que haya un reparto justo y equitativo de los bienes y las riquezas se requiere de una transformación cultural profunda que cambie la percepción y concepción de sociedad. Y ahí juegan un papel determinante las ciencias humanistas para la construcción de esa nueva realidad. El lenguaje tiene que corresponder y constituir a eso, también tiene que ser expresión de lo nuevo. Es una herramienta en ese servicio. Eso requiere de mucha creatividad, y la expresión  artística es vital en ese sentido, no solo como reflejo, porque necesitamos vernos a nosotros mismos, ver en qué punto estamos de ese camino, sino también reclamo de esa nueva sociedad que queremos ser. Eso es lo que entendemos por construcción del socialismo.

Sí. Desde luego que la caída del muro, como imagen de la caída de todo el eje socialista conocido, significó un antes y un después al respecto. Existía una relación de intercambio muy grande y profunda con los países socialistas. Tenían formaciones potentes y muy exigentes. Existía un plan de becas para irnos a formar en carreras y especialidades en sus universidades. Masters, doctorados, investigaciones. Totalmente gratuitas. No pagábamos ni el billete de avión. Nada. Y además de tener todas las necesidades básicas cubiertas, no solo materiales, se contaba con un estipendio mensual, una especie de paga, para usar a nuestro antojo. Pero no solo existía un intercambio en el terreno universitario, también habían colaboraciones profesionales de ida y vuelta en diferentes ámbitos industriales y científicos, sin duda con un componente también formativo. Hoy día, obviamente, no es así. Y nada es comparable. Sí que existen colaboraciones académicas, formativas y programas de investigación con universidades de otros países, pero ni sombra de lo que fue esa relación con los antiguos países socialistas.

Pues ocupan el papel de actores más que el de espectadores. A todos los niveles educativos existen organizaciones estudiantiles que velan siempre por los intereses de los y las estudiantes. En el ámbito universitario esa organización es la Federación de Estudiantes Universitarios (FEU), que tiene una vocación altamente revolucionaria y una incidencia directa sobre la institución, que es absolutamente receptiva a sus demandas y aportaciones. Bueno, también hay que decir en favor de ella es que gracias a la revolución todas las organizaciones de masa y sociales en Cuba tienen representación en el parlamento, y entre ellas las organizaciones estudiantiles. Se trata de un rasgo distintivo del gobierno cubano. Por tanto estamos hablando de un movimiento estudiantil que participa directamente en las decisiones del gobierno en materia de educación. Aprovecho para destacar un detalle importante sobre la FEU, y es que esta organización no surge con el proceso revolucionario, sino que tiene su origen en tiempos anteriores a ella, fundada en 1922 por Julio Antonio Mella, que fue un líder revolucionario de aquella década, y a la que pertenecieron (y dirigieron) muchas figuras destacadas de la revolución, entre ellas Fidel.

Bueno, creo que parte de la respuesta está mencionado en la respuesta anterior. En Cuba el movimiento estudiantil también ha sido y sigue siendo la punta de lanza de la movilización popular, pero a diferencia de aquí, se moviliza en defensa de la revolución y sus logros, en defensa de la soberanía del país frente a cualquier intento de sabotaje e injerencias externas que atenten contra el proceso revolucionario. También tienen un papel activo en tareas sociales y culturales, a la vez que se implican en reforzar aquellas áreas de la economía del país más afectados por los embates del bloqueo económico y financiero de EEUU contra Cuba. De hecho eso está contemplado dentro de sus objetivos específicos. Reafirmar la vocación social de los universitarios a través de la actividad comunitaria, el cumplimiento de tareas de impacto social y la participación desde el estudio u otras tareas en la solución de problemas de la sociedad. A parte de fomentar la preparación académica del estudiantado a través del estudio consciente, la investigación científica y la necesidad de la superación constante. Promover el conocimiento de nuestra historia, tradiciones y el apego a nuestra cultura e identidad como nación. Potenciar el desarrollo integral de los estudiantes universitarios a través del movimiento deportivo y de artistas aficionados. Consolidar la solidaridad en las relaciones con el estudiantado revolucionario, progresista y democrático de todo el mundo, y con la atención y relaciones con los estudiantes de otras nacionalidades en Cuba. Integrar estos objetivos en la participación activa de los universitarios en la vida de la sociedad y su formación como graduados cada vez mejores ética, profesional, cultural y políticamente, dispuestos a servir a la Revolución en el lugar donde la sociedad los necesite.

Las bases del éxito del modelo cubano de educación no son otras que su profunda convicción y vocación humanista y su compromiso férreo con la construcción de una sociedad acorde a esos principios y valores humanos. Cuba no es un país rico, en términos de mercado; no posee grandes recursos naturales, ni práctica el expolio de esos recursos a terceros. Obviamente, sin una revolución que cree nuevos hábitos y costumbres en la sociedad, que conciba un ser social con un alto nivel de conciencia social, no sería posible.

Sí. Todo y que el modelo educativo cubano ha conseguido un gran nivel y ha logrado consolidarse a lo largo de seis décadas, todavía sigue siendo un reto su papel en la construcción social, por la sencilla razón de que la realidad no es un monolito rígido e inamovible. Los tiempos cambian y las generaciones nuevas caminan de acuerdo a su tiempo. El recrudecimiento del bloqueo y los cambios que ha sufrido Cuba después de 1991 también han significado una limitación de medios y recursos, que aportan problemas a resolver. Digamos que es una lucha constante la de la educación que requiere cierta flexibilidad a la hora de aplicar sus métodos. De hecho, una de las cuestiones a mejorar que destacaba el III Perfeccionamiento del Sistema de Educación Nacional era transformar los métodos y estilos de trabajo en la institución docente, así como introducir nuevos planes y programas de estudio en todos los municipios del país. Ten en cuenta que el último perfeccionamiento data de 1987; de ahí que sea primordial actualizar los libros de texto, cuadernos de trabajo y materiales que utilizan los estudiantes y profesores. Las transformaciones incluyen también la actualización de los contenidos, en correspondencia con el desarrollo científico y social actual del país. Y otro problema importante es la falta de maestros y maestras. Es primordial hoy por hoy la formación y capacitación de profesionales de la educación.

Bueno, ese podría ser una de las causas que acompañan el déficit de maestros y maestras. Y no es baladí. La compensación económica evidentemente es un estímulo importante. Y forma parte del reconocimiento social de la profesión. Pero el problema de los sueldos en Cuba no es solo en el ámbito de la educación, afecta a todos los sectores profesionales y de trabajo. Lo que quiero decir es que ese problema no es producto de la desatención o falta de voluntad del gobierno cubano, sino que es una de las consecuencias de la guerra económica que padece el país durante décadas, sobre todo desde los noventa para acá, que ha hecho abocar la economía al desarrollo de la industria turística, convirtiéndola en el primer motor de ingresos de divisas al país. La cuestión es que pese a ello, esa apuesta ha conseguido mantener an alto la calidad de la educación que como decías antes en una pregunta le vale todos los reconocimientos internacionales. Pero yendo a la última parte de la pregunta, la respuesta es sí. Los profesionales de la educación en Cuba tienen una alto reconocimiento y gran valoración por parte de la sociedad, porque son mirados desde el beneficio que reportan a toda la comunidad. También hay que decir, respecto a los sueldos, que el gobierno cubano desde hace unos cuantos años a la fecha ha ido aumentando paulatinamente el salario de todos los trabajadores y trabajadoras de las diferentes áreas como parte de su política de finanzas y precios. La última subida fue anunciada en diciembre del año pasado para los presupuestos de este año.

Bueno, solo te diré un dato para que veas la distensión del daño que produce el bloqueo a Cuba nada más en el sector de la educación. Entre abril de 2019 y marzo de 2020, las afectaciones se estiman en 21 millones 226 000 dólares. Eso significa, por ejemplo, limitaciones en el flujo de informaciones para al enseñanza técnica profesional, la prohibición de compra en los mercados cercanos y a precios asequibles de medios de enseñanza específicos, y el intercambio con profesionales internacionales. Escasa tecnología y equipos de última generación, que debilitan la base material especializada, además de los obstáculos a la hora de renovar herramientas y maquinarias y de obtener medios didácticos en países productores. Además de afectaciones en la organización escolar de las instituciones educativas, por las que se han tenido que limitar asignaturas, así como reajustar planes, programas de estudio y horarios, etc… El bloqueo es también una de las razones por las que no se puedan formar, por ejemplo, la cantidad de maestros y maestras que tan urgentemente se necesitan. No obstante a esto, aún así, el Estado cubano destinó el 23,7 por ciento del gasto social presupuestado del año 2020 para el fomento de una enseñanza que (no lo hemos dicho aún en toda la entrevista), es absolutamente gratuita, y cuyos logros reconoció recientemente un informe de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura.