El que fou director fundador de la revista Interviú, Antonio Álvarez-Solís (Álvarez Méndez a les llistes electorals) va deixar constància de la seva agudesa com a periodista a les col·laboracions a l’Avant i del seu compromís polític en la participació en les llistes electorals del Partit dels Comunistes de Catalunya. L’any 1986, va ser candidat a senador del PCC.
Al número 13 de l’Avant, setembre de 1982, trobem una columna signada per ell i que es farà present fins al desembre del 83: “El don de la palabra”. Començava:
“Ojo a las palabras; sobre todo, en esta época tensa de elecciones, ojo a las palabras. Las palabras encubren hoy, no pocas veces, ideas para no dormir; decoran esas ideas siniestras, las falsifican. Las palabras nos incomunican en muchas ocasiones con la verdad. (…)”
Com enyorem aquella gran visió, la constant denúncia de la lleugeresa utilitzada pels polítics en els seus discursos electoralistes. A l’Avant número 16 parla de la transparència:
“Raimon Obiols no se para en barras y dice: ‘Nuestros acuerdos –es decir, los del PSC-PSOE–serán, como siempre, transparentes y públicos, tanto con partidos como fuerzas sociales.’
Ya lo dijo la gitana: ‘Anda, mi arma, que en período electoral Dios da permiso para mentir, pero no tanto’.
Porque, la verdad, eso de la transparencia…”
“Fraga Iribarne le proporcionaba mucho material. “Fraga a una señora que le escuchaba: “Señora, la Guardia Civil es una de mis debilidades.”
Caramba. Es decir: ¡coño!”
Avant nº 25 (16.12.1982): Brutal sinceridad
“Hay que hablar del Gobierno. Forzosamente. Porque se nos viene encima. De sus medidas. Ya. De sus gustos. Ahora. De sus tics. Mismamente. El presidente solicita paciencia. Lógico. Pero ¿es menester la concesión de paciencia ante los gritos de rigor dados por el presidente del Congreso de los Diputados en su asunción de la Presidencia o los emitidos por Narcís Serra al tomar el mando del Ministerio de Defensa?
¡Alto ahí! Nadie maneje estos reparos nuestros con intención nefanda. Simplemente creíamos que el socialismo iba a cambiar, si no más y sustanciales cosas, esos modos de los “vivas”, esos estilos del patriotismo oral.”
Avant nº 30 (27.01.1983): ¿Otra revolución?
“¡Un momento! Que esto nos costará dinero. Ya lo verán ustedes.
Atiendan al Sr. Ferrer Salat, que logre golpear en todas las direcciones: “España aún no ha vivido la revolución científica y tecnológica. Ciertamente, desde 1959 ya se ha notado la industrialización del país, pero nos queda la revolución tecnológica. Y, o lo hace pronto, o España quedará por siempre, como un país de segunda categoría”.
Pero, Bueno, vamos a ver: ¿la revolución tecnológica no ha de hacerla la clase dirigente a la que pertenece el Sr. Ferrer Salat? ¿O también hemos de hacer eso los trabajadores? Quizá los trabajadores tengamos que inventar las máquinas, discurrir los procedimientos, idear los métodos, organizar el trabajo y además, trabajar.
Ya lo decía el fraile paniaguado del reverendo prior:
–Que dice el prior que trabajéis, que luego merendamos.
Uno no está para hacer la revolución tecnológica. Es más, si no nos dejan hacer la otra, la nuestra ¿por qué hemos de hacer la de los empresarios?”
Avant nº 32 (10.02.83): Venturosamente hacemos agua
“… El hasta ahora capitán general de Valencia dice de la riada levantina que: “con toda la desgracia que ha supuesto, no se puede negar que ha sido muy positiva desde el punto de vista de la unión del pueblo y del ejército”.
(…)
“Lo malo de todo esto, de estas frases heroicas, es que se nos aleja de una vida civil, serena, humana.
O sea, que bendigamos la riada porque entre sus aguas revueltas hemos descubierto que todos somos uno en la unidad; uno mojado, claro es; uno ahogado, con poca suerte. Pero uno. Bendito sea dios.
En fin, acojámonos al entusiasmo del Sr. Barrionuevo y aumentemos los gritos patrióticos que acostumbra a dar, añadiendo algún otro, como, por ejemplo, un viva las aguas redentoras y unionistas.
Y el que sepa, que nade.”
Avant nº 41 (2.04.83): La lejana Cerdanyola
“¡Qué lejos debe estar Cerdanyola de Madrid! Porque en Cerdanyola pueden decirse cosas que jamás serían dichas en la capital del Estado. Ya lo verán ustedes: Alfonso Guerra ha proclamado en Cerdanyola que “personalmente digo no a la OTAN”. (…)
Por su parte el ministro Sr. Serra asegura que prefiere una OTAN a la francesa. Y el Sr. Barrionuevo… ¿cómo desea la OTAN el Sr. Barrionuevo? Vuelta y vuelta, simplemente.”
Avant nº 60 (6.10.83): ¿Qué nos dice el Sr. Morán?
“¡A ver, que nos expliquen el contenido de esa oscura y proteica frase del Sr. Morán! Esta frase, concretamente: “El Gobierno español ha comenzado a estudiar las posibles modalidades que puede revestir nuestra contribución a la defensa de Occidente, sobre las que en su día se pronunciará el pueblo español”. Ya se habla de seguir en la OTAN o retirarnos de ella. Ni siquiera se menciona expresamente la palabra referéndum. Simplemente se nos advierte de que seremos llamados a discutir si participaremos en la fuerza bélica occidental mediante una mayor fuerza armada en la OTAN, si cederemos bases a los aliados o si preferiremos seguir reforzando la presencia norteamericana sobre nuestro suelo. La opción de la neutralidad no se contempla en estas palabras de Morán, de quien suele decirse en el Cuerpo Diplomático español que cualquier asunto puede empeorar si lo toca el ministro.”
Avant nº 61 (13.10.83): ¿Hay realmente libertad de expresión?
(…)
“Más claramente: habría que saber si lo que podemos decir, según la ley, tiene posibilidades reales de ser manifestado –censuras múltiples de carácter empresarial, de grupos de presión, de centros de intereses; la misma autocensura por conservar un lugar al sol, et.
Desde luego parece evidente que estamos aún en una época en que, pese a ciertos progresos formales en la recuperación de libertades, tropezamos con duros obstáculos para expresarnos libremente. Por una parte pende aún sobre los profesionales de la palabra escrita, sobre los periodistas en primer término, una serie de procedimientos judiciales que están invalidando a muchos de estos trabajadores para ejercer su labor sin riesgos poco asumibles.
(…)
La libertad de expresión es, por tanto, un concepto que se maneja con cinismo frecuente, con impresión habitual y con servidumbres morales y materiales muy dolorosas.”
Avant nº 66 (17.11.83): Estar estando, pero sin estar
“Vamos a hablar seriamente. Con serenidad comunista. Con ponderación ideológica. Más aún, con sensatez revolucionaria. Sobre todo con sensatez revolucionaria, porque el espíritu revolucionario es el espíritu de la sensatez.
Y desde este espíritu permítanos decirle a Gerardo Iglesias que no entendemos nada de su último discurso en Madrid. No es sólo que no entendamos nada ideológicamente hablando; es que no entendemos nada con la modesta lógica formal en la mano. Esto es, no entendemos nada desde la más elemental de las consideraciones sobre su discurso. Porque Gerardo Iglesias no puede afirmar que el Ejecutivo socialista contará siempre con el apoyo comunista –ya que “detrás está Fraga como alternativa”– para asegurar a continuación que este apoyo no alcanzará a la política socialista. Hermosa y sutil distinción: apoyo al Gobierno y negación de su política.
[…]
Una pregunta, Sr. Iglesias: ¿por qué nos llaman ustedes dogmáticos a nosotros, que somos simplemente tenaces en señalar la composición verdadera de la sociedad y el papel subordinado y oprimido de los trabajadores dentro de ella? ¿Dogmáticos nosotros, que sólo vamos hasta la muerte no con ese Gobierno que a usted le enajena sino nada más que con los trabajadores en el camino hacia una sociedad distinta? Necesitamos explicaciones, porque no entendemos nada. Ahora mismo el Dr. Gutiérrez, secretario general del PSUC, dice a una periodista barcelonesa, con referencia a los comunistas que se fueron de su Partido, que la escisión no ha sido por la izquierda, “porque a nuestra izquierda no hay nadie salvo un verbalismo testimonial sobre el que decidirá la sociedad”.
Pero bueno, ¿es que millares de excamaradas suyos que hoy forman otro partido visible en la calle, en las organizaciones colectivas, en Comisiones Obreras, en la Universidad, en cien lugares diferentes, son sólo verbalismo testimonial? Pero ¿qué entiende por verbalismo el Dr. Gutiérrez?”